Es uno de los alimentos estrella del verano. Presente en festivales, ferias o barbacoas. Su aspecto es sencillo, su preparación rápida, y sin embargo encierra una historia que conecta con la industrialización de los alimentos, la constante búsqueda de nuevas formas de consumir carne, y la cultura gastronómica de medio mundo. Fuera de nuestras fronteras, de hecho, lo encontramos en carritos ambulantes en Nueva York, en los estadios de fútbol o de béisbol de Chicago, en restaurantes míticos de Los Ángeles, y en países como Alemania o México donde se ha convertido en un auténtico símbolo cultural. Y aunque adopta distintos nombres según el territorio, hay uno que se ha impuesto internacionalmente: el hot dog o perrito caliente.
Pocos alimentos evocan una imagen tan universal como este sencillo bocadillo, compuesto tradicionalmente por una salchicha dentro de un pan alargado. Su evolución refleja no solo cambios en los hábitos de consumo, sino también en las formas de producción y las tecnologías aplicadas a la alimentación, como la carne cultivada.
Orígenes y salto a América
Aunque hoy lo asociamos de forma casi automática a Estados Unidos, el perrito caliente hunde sus raíces en Europa. En Alemania y Austria, las salchichas cocidas eran parte de la tradición culinaria desde hace siglos. Las “frankfurter” de Frankfurt y las “wiener” de Viena son antecesoras directas de la salchicha que hoy encontramos entre panes. Ya en el siglo XIII se documenta la producción de embutidos en estas regiones, generalmente elaborados con carne de cerdo y especias, y servidos en pan, lo que facilitaba su consumo en mercados, ferias y celebraciones populares.
Es a finales del siglo XIX cuando esta receta cruza el Atlántico y llega hasta ciudades como Nueva York o Chicago, adaptándose al ritmo de vida urbano y encontrando un terreno fértil para prosperar. Uno de los primeros registros del hot dog moderno se sitúa en Coney Island, gracias a que Charles Feltman, un panadero alemán, comenzó a venderlos allí en1870.
Desde entonces, ha pasado a ser mucho más que un alimento. Prueba de ello es que hasta se le ha concedido un día nacional en Estados Unidos. Es el tercer miércoles del mes de julio cuando se le homenajea con el Día Nacional del Hot Dog. Además según el National Hot Dog and Sausage Council (NHDSC), en este país se consumen más de 20.000 millones de perritos calientes al año, especialmente durante el verano.
A nivel global, su presencia también es notable, desde los tokkebi hot dogs coreanos rebozados en patata hasta las versiones callejeras en América Latina o las gourmet europeas, el perrito caliente ha sabido reinventarse en cada rincón del planeta e incluso ha sabido adaptarse hasta mezclar tradición con innovación.
Producción y transformación: la carne como protagonista
Hoy, en un mundo cada vez más consciente de los desafíos alimentarios y medioambientales, emergen nuevas tecnologías para producir carne de forma diferente. La carne cultivada, representa una alternativa innovadora que permite replicar el sabor, la textura y los valores nutricionales de la carne convencional, pero con un enfoque más eficiente y respetuoso con los recursos naturales. Así, gracias a las proteínas alternativas, la salchicha del hot dog, con todo su valor cultural y nutricional, puede seguir siendo parte del día a día de millones de personas, pero producida de forma más respetuosa con los recursos del planeta.
Según un estudio de McKinsey & Company, el mercado global de carne cultivada podría superar los 25.000 millones de dólares en 2030 y en este contexto, el hot dog de carne cultivada se perfila como uno de los productos estrella: un puente entre pasado y futuro, entre tradición e innovación.
En Biotech Foods, trabajamos para que ese sabor clásico que tantas personas reconocen siga presente, pero con una mirada hacia el futuro. Apostamos por mantener vivas las recetas tradicionales como la de la salchicha del perrito caliente pero desde una perspectiva más sostenible. Nuestro objetivo es claro: que disfrutar de un hot dog siga siendo un placer, también para el planeta.